martes, 11 de septiembre de 2012

Un blog contra Batista


Estoy harto de tanta mediocridad de Yoani Sánchez y de El Nuevo Herald y toda la comparsa acompañante. Harto y algo aburrido en el sillón reclinable de mi estudio climatizado —con el resguardo de FPL, la compañía eléctrica de la Florida. Vamos a hablar claro. ¿De qué coño es disidente Yoaní Sánchez? ¿Disidente de qué pensamiento suyo anterior? ¿De cuál escuela filosófica o política? ¿De qué disiente ella, caballeros? ¿De cuando fue comunista? ¿O por lo menos revolucionaria? El novelista soviético Konstantín Simonov decía que nadie es soldado al nacer. De igual modo, pienso yo, nadie puede ser disidente de algo que nunca fue. Y líder no es, se puede asegurar. ¿A que masas enardecidas Yoani ha llevado al asalto de Palacio? A una boda de maricones va cualquiera y mucho más cuando la hija del presidente apoya a los mismos maricones. Entonces, ¿cuál es el papel de Yoani en la sociedad cubana? La verdad es que José Antonio Echevarría hizo mucho más que ella y sin internet. Asaltó Radio Reloj mientras sus compañeros se encargaban del Palacio Presidencial. Imagínense a Fidel en posesión de un blog contra Batista, en la época que planeaba el asalto al cuartel Moncada. Lo que pasó ayer mismo (domingo 9 de septiembre) es uno de los episodios más vergonzoso de la historia de la contrarrevolución cubana. O por lo menos una muestra fehaciente de sus dos incapacidades primarias: la de movilización y la operativa. Ayer, más de la mitad del país —incluida la capital— y en medio de los sofocos del verano, cuando la población suele alterarse con mayor facilidad, y en una cantidad superior a los 5 millones de personas (según los estimados), perdió el suministro eléctrico durante casi 12 horas, en unos lugares más, en otros menos, pero las tinieblas que envolvieron a esa país casi por completo, no produjeron un solo altercado, un solo saqueo, un solo atentado, un solo policía muerto (ni herido a sedal), ni un solo grito de abajo Fidel. Como decían los viejos, ni el murmullo de un palillo de dientes. Desde luego, nuestra gloriosa y paradigmática Yoani Sánchez ocupó de inmediato su puesto en lo que sería el equivalente actual de las Patrullas Click. Ah, los viejos tiempos en que los pioneritos salían a la calle en medio de los apagones a informar de cualquier anomalía. (O viceversa, cuando había muchas luces encendidas, para que la gente las apagaran, vecinos indolentes, caramba). Honor y gloria a las Patrullas Click. ¿Habrá sido Yoani una pionerita, con su sayita de color remolacha y pañoleta roja? Ahora sí tenemos un argumento para su disenso. Que se niega a ser como el Che. Pero por lo pronto, en lo que sí es infalible, es en su papel de portavoz paralelo del Gobierno, que en otras épocas sería de la chismosa del barrio. Mira un patrullero. ¿Qué lío habrá? Oh, y hasta los bomberos. ¿Qué pasará en la esquina? ¿Qué Juanita la peluquera se fajó con quién? No. Una puñalada. Dímelo. Rápido, que me están llamando del Jeral.

La siguiente mininovela se publica a tenor del “fair use” tan alabado por la jurisprudencia americana, y es el resultado del tremebundo reportaje con que El Nuevo Herald nos despertó en su edición del lunes 10 de septiembre. Le llamo mininovela porque el material suministrado como factual por la bloguera Sánchez —que no ha sido alterado— carece del final abierto a que obliga toda noticia en desarrollo. Una última cosa. Sánchez asevera que el apagón muestra la fragilidad política del país. Sí, señor. El país con el gobierno más frágil del mundo. Como titanio.

La política como deseo irreprimible

Apagón en Cuba desató rumores sobre un
posible colapso del gobierno

La bloguera Yoani Sánchez escribió el lunes que el último apagón fue tan grande, y que los medios estatales proporcionaron tan poca información sobre las causas, que desató una ola de temores y rumores en La Habana.

“Las patrullas de policías sonaban sus sirenas en las calles y de vez en cuando se escuchaba pasar un carro de bomberos”, escribió Sánchez. “Camiones con luces de ‘estado de sitio’ patrullaban zonas del malecón. Eso aumentó el temor, que unido al silencio informativo generó aprensión y muchas especulaciones”.

“Más de la mitad de la gente que me llamó alarmada durante el tiempo de oscuridad, asociaban lo sucedido con algún problema en el gobierno. Frases al estilo de ‘esto se cayó…’ se repetían por todos lados”, agregó la bloguera.

Esto “indica el estado de fragilidad política y social de una nación, donde un apagón de varias horas puede llevar a sus ciudadanos a pensar que todo un sistema se ha desplomado. Significativo ¿Verdad?”, puntualizó.